Pasaron
varios años para que Buenos Aires viera correr por sus entrañas una segunda
línea de subterráneos. Lejos había quedado aquel año de 1913 en el que el Anglo
Argentino había inaugurado su tranvía subterráneo por debajo de las avenidas de
Mayo y Rivadavia, y por tal motivo, las diferencias técnicas y estéticas entre ambos eran notables, sin olvidar, claro, que el concepto en cada uno de ellos era distinto: más tranviario uno, más ferroviario el otro.
La revista Ciudad, en su número 15/16 de septiembre de 1930, publicó un artículo en el que describe al flamante subterráneo Lacroze. Veamos qué nos dice:
El subterráneo Lacroze
Con una
brillante fiesta fue inaugurado el subterráneo Lacroze, del Ferrocarril
Terminal Central Buenos Aires, el día 17 de este mes (xx de 1930). Y se libró
al servicio público el día siguiente 18. La ciudad vio con esto uno de los más
gratos acontecimientos y lo probó volcándose, materialmente, allí, en los
primeros días, afanosa de conocer su nuevo subterráneo y de expresar así su sed
ardiente de comunicaciones rápidas y económicas.
Para
demostrar la alegre curiosidad ciudadana baste decir que en los días 18 y 19 el
subterráneo Lacroze transportó 183.156 y 190.000 pasajeros, respectivamente.
Provisionalmente, por vía de ensayo y hasta dentro de seis meses, la
tarifa será de 10 centavos. Vencido el plazo y de acuerdo con la estadística de
pasajeros, de ingreso y costo de los servicios de la empresa, el gobierno
nacional fijará la tarifa definitiva.
Técnicamente es una maravillosa obra de arte y de seguridad y comodidad
para los pasajeros.
En un año y nueve meses
La
construcción del primer tramo sorprende por su rapidez. Ello lo comprobará el
lector con la simple enumeración de fechas. Febrero 2 de 1928, llega a Buenos
Aires el primer grupo de ingenieros de Estados Unidos. Febrero-Diciembre de
1928, se preparan los estudios técnicos y se corren los trámites ante las
autoridades nacionales. Diciembre 24 de 1928, se comienza, en Chacarita, la
excavación de la rampa de acceso al subterráneo. Mayo 31 de 1930, se termina la
excavación de la sección primera del subterráneo hasta avenida Callao. Julio 31
de 1930, llegan los primeros 10 coches, y 22 más el 2 de septiembre. Los coches
fueron fabricados en Inglaterra.
La rampa de Chacarita
De
manera, pues, que la primera sección del subterráneo _ 7,02 kilómetros _ desde
la rampa de acceso en Chacarita hasta avenida Callao estuvo lista para la
inauguración del servicio el 15 de septiembre de 1930, o sea, al año y nueve y
medio meses de iniciados los trabajos de construcción.
La
segunda sección del subterráneo _ 1,620 kilómetros _ desde avenida Callao hasta
las inmediaciones de la avenida Leandro N. Alem, está ahora en ejecución, y los
trabajos avanzan con rapidez.
Datos generales
El
subterráneo corre desde un empalme con el Ferrocarril Central Buenos Aires
cerca de la estación Federico Lacroze (Chacarita) a lo largo de las calles
Triunvirato y Corrientes hasta las proximidades de la avenida L. N. Alem. Tiene
dos vías de trocha media (1,435 metros), y es lo suficientemente ancho para
admitir los coches y vagones reglamentarios de ferrocarriles de la misma
trocha. La estación Carlos Pellegrini está proyectada en tal forma que puede
ser ensanchada en el futuro para cuatro vías de las que dos serán utilizadas
por los trenes directos del ferrocarril, que así tendrán una terminal en la
parte céntrica de la capital, quedando dos vías para el servicio metropolitano
de de ´pasajeros. Se ha previsto también para una extensión futura de la línea
hasta el Puerto de Buenos Aires, con la mira de establecer un servicio de
trenes de carga durante la noche.
Además
del subterráneo, los servicios tranviarios de superficie de la Compañía Lacroze
a Campo de Mayo (donde están varios cuarteles del Ejército Argentino) y a San
Martín (en donde el Colegio Militar tiene su sede) tienen también su estación
terminal en Chacarita. Se espera que un gran número de pasajeros de estos dos
puntos utilicen el subterráneo para continuar viaje hacia el centro, o sea el
barrio comercial al este de la calle Callao.
El
suministro de corriente de tracción se realiza mediante un tercer riel
conductor que pesa 49,6 kilogramos por metro. Las señales son automáticas y
como elemento de seguridad está instalado al lado de la vía un dispositivo para
la detención automática del tren, en caso de que el motorman pasase una señal
de peligro. El riel de la vía pesa también 49,6 kilogramos por metro. Los
durmientes son de quebracho colorado y el balastro de pedregullo. Las
estaciones en el túnel, a saber: Agüero, Pueyrredón, Pasteur, y Callao, están
construidas en dos pisos o niveles, el nivel de las plataformas para los trenes
y un entresuelo entre la bóveda y la calzada. Para conectar el entresuelo y las
plataformas cada estación está dotada de cuatro escaleras mecánicas.
Todas las
estaciones estarán provistas de molinetes registradores que admiten los
pasajeros a las plataformas con solo depositar la moneda indicada (coinpassors),
evitando la demora que se produjera por la compra y control de boletos. También
habrá molinetes registradores para el control de pases (passimeter). Estas
instalaciones serán similares a las empleadas en los subterráneos de Brooklyn y
Nueva York.
Los
coches del subterráneo son similares en diseño a los usados en Estados Unidos,
estando dotados con los dispositivos más mdernos para seguridad, comodidad de
operación, como ser puertas que funcionan neumáticamente, alumbrado de auxilio,
aparatos para detención automática del tren, etc. Los trenes no pueden ponerse
en marcha hasta que todas las puertas estén cerradas. Las “trainstop” impiden
que un tren pase una señal con luz roja. En la manija del control hay un
aparato, llamado “botón de hombre muerto”; si el motorman quita su mano del
control, el botón se levanta, abriendo una válvula que de inmediato origina la
aplicación de los frenos de emergencia, deteniendo el tren. De este modo se
elimina la posibilidad de accidente, debido a que un motorman se distraiga,
enfermase o muriese mientras presta servicio.
Para la
operación de los trenes será utilizada corriente continua a una tensión de
550/600 voltios. La corriente alterna para el alumbrado será suministrada por
líneas de transmisión de 2.300 voltios, y será reducida en cada estación a 220
voltios. Cada estación está provista de servicios higiénicos para ambos sexos,
con una solo excepción; todas están dotadas de una instalación de bombas
automáticas para elevar las aguas servidas hasta el nivel de las colectoras y
las cloacas. Como protección contra la inundación del subterráneo en caso de
emergencia o filtraciones, han sido instaladas en varios puntos instalaciones
de bombas centrífugas.
Los tres
tramos que ofrecían más dificultades para la construcción entre Chacarita y
Callao fueron los siguientes:
a) El
túnel Maldonado (de 400 metros de largo), donde el subterráneo pasa por debajo
del arroyo Maldonado, y donde los trabajos tenían que ser efectuados a un nivel
inferior a una capa de agua subterránea.
b) El
cruce por debajo del Ferrocarril Buenos Aires al Paciífico.
c) Entre
las calles francisco Acuña de Figueroa y Salguero, donde fue necesario mantener
los servicios tranviarios sin interrupción ni modificación de las vías, debido
a la gran cantidad de cambios existentes en la intersección de las calles
Medrano y Corrientes, y frente al depósito para coches de la Compañía de
Tramways Lacroze en la misma esquina.
Se da a
continuación un cuadro general de los montos de trabajo efectuado en la sección
primera:
Excavación: 532.000 metros cúbicos.
Relleno: 73.000 metros cúbicos.
Hormigón: 95.000 metros cúbicos.
Acero para armaduras: 4.500.000 kilogramos.
Balasto para vías: 18.000 metros cúbicos.
Durmientes de 2,50 metros de largo: 15.900.
Rieles de 49,6 Kg/m: 1.500.000 kilogramos.
La mayor
parte de la tierra sobrante de la excavación fue empleada en la construcción de
la avenida Costanera Norte, el boulevard y parque magnífico que está
construyendo la Municipalidad de Buenos Aires a orillas del Río de la Plata.
Entre los
obreros figuraban más de cuarenta nacionalidades, y en el momento de desarrollo
máximo de los trabajos había más de 2.700 hombres empleados en la obra.
Los materiales
para el subterráneo fueron comprados en Argentina, Uruguay, Estados Unidos,
Inglaterra, Alemania, Checo-Eslovaquia (sic), Bélgica, Suecia, Dinamarca y
varios otros países.
El
subterráneo será provisto con una playa subterránea para el depósito e
inspección de coches, la cual, al ser terminada, tendrá capacidad para más o
menos 120 coches, y además de depósito, la playa, ahora en construcción debajo
del Parque Rancagua (Chacarita), tendrá facilidades para la limpieza,
inspección, conservación y reparaciones menores de los coches.
El presidente (de facto) José Félix Uriburu durante la inauguración del subterráneo Lacroze.
El
proyecto y construcción del subterráneo Lacroze, con sus dependencias e
instalaciones accesorias, fueron llevados a cabo por Dwight P. Robinson y Cía.
de la Argentina, subsidiaria de United Enginers and Constructor Inc. de Filadelfia,
Estados Unidos, por cuenta del Ferrocarril Terminal Central de Buenos Aires.
Marcelo Pablo Scévola (transcripción)
Fuente: revista "Ciudad" n° 15/16 (colección del autor)
revista "El riel porteño" (colección del autor)
Muy buena información. Ayuda mucho a comprender la envergadura de la esta obra
ResponderBorrarExcelente reseña y valioso material fotográfico. Un gran trabajo !!
ResponderBorrarNo lei o se paso como se realizo el tunel a cielo abierto o con un trabajo por tunel.
ResponderBorrarSi no me equivoco se usaron ambos métodos, dependiendo ésto del lugar en el que se estaba trabajando.
BorrarPrácticamente este Subte se efectuó por excavación. Desde Medrano hacia el oeste la calle baja la cota, por eso desde allí hubo tramos construídos como trinchera. El túnel entre Medrano y Ángel Gallardo (ex Río de Janeiro); tiene techo chato no redondeado pues la calle hace de techo.
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